Dicho acontecimiento nos trasladó de una sociedad sólida a una modernidad líquida. “Bauman (2000) afirma que en la vida líquida la sociedad se basa en el individualismo y se ha convertido en algo temporal e inestable que carece de aspectos sólidos. Todo lo que tenemos es cambiante, en comparación con las estructuras fijas del pasado.” (Adolfo Vásquez Rocca, 2008, p.2)

“Bauman (2000) menciona que los sólidos conservan su forma y persisten en el tiempo: duran, mientras que los líquidos son informes y se transforman constantemente, fluyen. Como la desregularización, la flexibilización o la liberación de los mercados” (Adolfo Vásquez Rocca, 2008, p.2)

 El sociólogo Bauman acuñó el concepto de sociedad o modernidad líquida para contrastar el modelo de vida que era común en el siglo XX, en que las realidades eran sólidas, trabajos estables y relaciones matrimoniales o amistosas de por vida, mientras que a inicio del siglo XXI las sociedades se volvieron líquidas y ya nada era estable, ni relaciones laborales, amorosas o de amistad, volviéndose todo a nuestro alrededor cambiante e incierto.
 

Si bien se conoce, los seres humanos tenemos una cualidad innata para adaptarnos a cualquier entorno, sin embargo, la liquidez en el ámbito laboral ha sido de las mayores preocupaciones de este último siglo. Con algo de suerte sabemos en qué momento empezaremos a trabajar, pero lo que es totalmente incierto es cuando seremos reemplazados de acuerdo a las necesidades del mercado, ¿Cómo empezar de 0?, ¿Qué hacer ahora?, son dudas latentes en la sociedad líquida.

 Esta realidad gaseosa ha sido el génesis de nuevos emprendimientos, nos ha orillado a tomar caminos e iniciativas desconocidas que satisfagan las recientes exigencias del mercado, las empresas o productos ahora son más efímeros, las necesidades de hoy no son las mismas de mañana, por eso debemos adoptar la capacidad de evolucionar a la par con la nueva sociedad gaseosa, ya que de eso dependerá el éxito de nuestro futuro.

Referencias